Hace más de 2000 años que los romanos dejaron una impronta eterna sobre estas tierras que hoy son su casa. Quizás por eso, su forma de comprender la viticultura y el cultivo de la vid se basa en la interpretación de esta herencia.
Bajo los pies, el peso de la historia. En el fondo de los ojos, el horizonte del mar. Y a manos de una gran familia, desde hace cuarenta años, la ilusión por transformar este legado único de suelos salinos y microclima singular del Penedès marítimo, en vinos y vinagres capaces de contener en cada botella un pellizco de la identidad de la que son herederos.
Trabajan con variedades autóctonas como el Xarel·lo, la Malvasía de Sitges, el Macabeo, la Garnacha o el Tempranillo, pero también con variedades internacionales como el Chardonnay, el Cabernet o el Merlot, con una sensibilidad ecológica y respeto por la sostenibilidad en cada parte del proceso de vinificación, desde el trabajo en el viñedo hasta los trabajos en la bodega.
Transforman la esencia de unos paisajes llenos de historia en productos capaces de transportarnos a otros tiempos.
Sólo de los mejores vinos, nacen los mejores vinagres. Chefs de todo el mundo certifican su calidad y versatilidad.
