Podemos fácilmente encontrar numerosas fuentes que señalan que el origen de esta joya única de la confitería española, que a día de hoy conocemos con el nombre de «mantecados» en general, se remonta a los tiempos de la Reconquista, antes incluso del descubrimiento de las Américas en el año 1492.
El mantecado Felipe II es el primero y más antiguo mantecado de España registrado en la oficina de patentes y marcas.
Este dulce distintivo de la variada repostería de nuestro Siglo de Oro, compuesto de harina de trigo, azúcar glas, manteca de cerdo – de la que recibe el nombre de mantecado – y harina de almendra marcona, se elaboraba artesanalmente en pequeños bloques. El paso del tiempo redujó el tamaño del dulce y lo envolvía en papel de seda.
Y así se presenta, ya en los albores del siglo XX, a la Exposición Internacional de Madrid de 1903. Es allí donde alcanza el preciado premio de la «Medalla de Oro» junto con Diploma de Honor de 1ª clase.
Es la única vez que un mantecado de España ha recibido tal cualificado galardón.
CONOCE A FONDO EL PROCESO: Elaborados a mano con harina de trigo, azúcar, manteca de cerdo y harina de almendra Marcona. Los mantecados Felipe II, guardan celosamente la tradición artesanal que durante siglos ha hecho de ellos un dulce exquisito y selecto, reconocido por los gustos más exigentes.
Le invitamos a sentarse en su butaca favorita, desenvolver uno de esos mantecados, pellizcar entre sus dedos un trocito y llevárselo a la boca. Entonces notará en su paladar el suave e inconfundible sabor que hace de nuestro dulce uno de los
bocados más exquisitos.